El oasis... (Capadocia, Turquía)

jueves, 22 de febrero de 2007

Los pantalones de Belén Rueda, suyos con sólo un sólo click


El televisor como un interminable catálogo de productos en venta. El espectador, como un consumidor compulsivo haciendo shopping que recorre con el mando los distintos canales-escaparates y compra en el acto los productos que llevan o usan los protagonistas de sus series favoritas.


Ésta es la imagen que se me plantó en la cabeza mientras escuchaba hace unas horas a la profesora de "Gestión de la empresa informativa" hablar sobre la publicidad con la llegada de la Televisión Digital Terrestre (TDT). Me parecía un tanto catastrofista, así que me puse a navegar por la web buscando algunos datos más. Información verificada: parece cierto que, gracias a la televisión interactiva que tanto elogian sus promotores, el espectador podrá adquirir en el acto, a través del mando a distancia (y de una solvente tarjeta de crédito, por supuesto) casi todos o todos los productos que vea anunciar en televisión. Y no sólo eso, también tendrá la posibilidad, por cortesía de los amables anunciantes, de adquirir ipso facto, la camiseta que lleva o la leche que bebe Belén Rueda en la cocina de la casa de "Los Serrano".


Me parece gracioso, no puedo evitarlo. Imagino al espectador, extasiado ante la valentía del juramento de Escarlata O´Hara, sosteniendo con su mano izquierda un pañuelo para enjugar el incontenible torrente de lágrimas mientras teclea con la derecha en el mando "192" para comprar la falda que lleva la protagonista del Lo que el viento se llevó.


No es una fantasía ni se antoja demasiado lejano. Sólo habrá que esperar a 2010, cuando se produzca el "apagón analógico" y a los pocos rezagados que todavía resistan con el formato digital no les quede más remedio que unirse al universo del sistema binario. Entonces la publicidad tendrá un peso inimaginable (mayor al que ostenta hoy día, si cabe) en la parrilla televisiva. Si en relación a los periódicos se dice que "la función de las noticias es rellenar el hueco libre que deja la publicidad en las páginas", con la televisión ocurrirá algo parecido.


La publicidad interactiva (aquí hay un breve artículo de introducción al respecto) constituye el paso definitivo para convertir al espectador en mero consumidor de productos. Una idea que los medios de comunicación llevan manejando desde hace ya muchas décadas.


Que no nos coja desprevenidos, eso es lo importante. Que, una vez superados los primeros momentos en que jugueteemos boquiabiertos con el mando y alucinemos con el laberíntico suceder de pantallas que se nos presenta, encajemos de nuevo la mandíbula y no pillemos el síndrome del dedo convulsivo (que clica sin parar el “ok” del mando). A la televisión hay que exigirle calidad en el mensaje que nos transmite, ya que esa es su finalidad y no vendernos un bote de leche.

martes, 20 de febrero de 2007

"Pequeño como un bolígrafo" o Un mono de feria

Todoestaconectado y no pretendo hacer publicidad de ningún medio de comunicación; no me pagan por eso (no me pagan, a secas) pero es que es un hecho cierto y fácil de comprobar. Hace unos minutos andaba yo pensando en el creciente sensacionsalismo de los medios de comunicación después de haber leído el blog de un nuevo colega de trabajo (de "prácticas" quiero decir, a veces me emociono en exceso). Disertaba acerca de las cada vez mayores similitudes entre nuestro sistema mediático y el de EEUU, al que tanto hemos criticado desde la mirada peyorativa del que se cree superior.

Pensaba yo en estas cosas mientras enredaba por internet cuando de repente, casualidades de la vida, me topo con la fotografía de un bebé recién nacido a cuyo lado habían colocado un bolígrafo que era de su mismo tamaño. El pie de foto decía: "Igual que un bolígrafo". La noticia es esa: el bebé nacido (vivo) más pequeño del mundo. Lo verdaderamente relevante, lo siguiente: ¿no se supone que la imagen de la infancia debe estar protegida especialmente, y su dignididad e intimidad respetadas?
No para este bebé, de quien los medios de comunicación sacan rendimiento económico (o de audiencias, que es lo mismo) como si de un mono de feria se tratase. Unos minutos antes había visto esta misma noticia en otro medio, pero la fotografía sólo dejaba ver los pies del pequeño sostenidos por unas manos, con lo que la comparación ya estaba servida sin tener que caer en el amarillismo barato del que Hearst era experto.

¡DIOS! He vuelto a mirar la página en cuestión y me he encontrado con que han hecho una fotogalería del bebé. No quería poner enlace por no darle carrete a la acción de este medio, que solía respetar bastante, pero creo que hay que verlo para comprender la indignación que muestro.

No digo nada más: las audiencias mandan.

jueves, 15 de febrero de 2007

"World Follies" o la locura del Marine I






Son gente invisible...




El Hotel Existencia es "el lugar adonde acude la gente cuando ya no quiere vivir en el mundo real". Una metáfora del refugio interior que el magnífico Paul Auster materializa en su Brooklyn Follies. En este refugio pueden convivir personas de todo tipo. Con diferentes orígenes, etnias, edades... Seres completamente diferentes que tienen en común un elemento esencial: el deseo de huir de su sociedad, de la vida que les rodea, que buscan en el Hotel Existencia un lugar donde esconderse y esperar una vida mejor.
Los 369 inmigrantes que embarcaron no se sabe bien cuándo en el buque Marine I buscaban este refugio. El buque se convirtió durante un tiempo en su Hotel Existencia, su Buque Existencia, y allí, personas de diferentes procedencias, idiomas y culturas convivían en comunidad mientras soñaban con su "nueva vida". El deseo de escapar del infierno que les ofrecía sus países de origen (India, Birmania, Sri Lanka, Afganistán, algún país de África) les otorgó el coraje necesario para embarcarse en alta mar y buscar un "lugar mejor".
Durante esos días a la deriva, el Buque Existencia albergaba miedos pero también esperanzas. Esos deseos se truncaron hace dos semanas. El día que fueron rescatados salvaron sus vidas, pero también se vieron condenados a permanecer durante no se sabe cuánto tiempo en un limbo legal y físico, conducidos de mar a tierra, de tierra a aire, de nuevo a tierra y así indefinidamente por policías y militares cuyos conflictos diplomáticos están por encima de la integridad física y mental de estos seres humanos.

La nave del puerto de Nuadibú se ha convertido ahora en el forzado Hotel Existencia de estos refugiados del mundo. Un refugio que se ha transformado en una cárcel que ignoran cuándo abandonarán. El martes, los policías españoles atisbaron la salida para 35 de estos inmigrantes, a los que iban a repatriar a Cabo Verde (respiraban cierto alivio porque "por fin" iban a quitarse de encima esta responsabilidad) pero el avión que los transportaba se convirtió entonces en otra cárcel en la que permanecieron encerrados durante cuatro horas a cincuenta grados de temperatura, sin comida y sin un baño, condiciones mínimas para la dignidad de la persona.

Son gente invisible, "Gente invisibile", (como se titula el informe hace poco publicado por Amnistía Internacional Italia). Seres fantasma a los que ningún país quiere reconocer. Permanecerán en su Cárcel Existencia en Mauritania hasta que el tiempo escriba el capítulo final de este libro World Follies, "Locuras del Mundo". No hace falta irse a Brooklyn para encontrar historias dignas de este nombre.

miércoles, 7 de febrero de 2007

Pimpinela y el timo de las compañías telefónicas





"Qué ganas de no verte más..."
¡Cómo puede estar en crisis el cine español, siendo nuestro país prolijo en materia bruta para todo argumento! Tenemos de todo: terror, drama, comedia…
Relatemos hoy, por ejemplo, una comedia. El timo de las compañías de telefonía móvil. Ahí va la trama: El Gobierno crea una Ley de Defensa del Consumidor que obliga a dichas empresas a eliminar el redondeo al minuto de los precios porque es una clara estafa al usuario. ¡Bien por el Gobierno! Todos alabamos esta medida y pensamos “¡Chúpate esa, Movistar!” Acto seguido, respuesta de los magnates de la comunicación: Aumentan sus tarifas un 25% para recuperar los beneficios que perderán con la mencionada ley. “¡Ooops!” El consumidor se queda con cara de tonto, perplejo e inmóvil como el viandante al que le desvalijan la cartera y el Rolex al grito de “¡La bolsa o la vida!”

A esta comedia no le faltan ingredientes. Tenemos el pícaro, el tonto del pueblo objeto de toda fechoría y, sobre todo, la autoridad incompetente, tipo Jefe Wiggum (el poli torpe de los Simpson) que contempla con cara de pasmado cuanto crimen pasa ante sus ojos. Me refiero a ese dúo Pimpinela que tenemos por Gobierno-Oposición. El “hazme reír” de toda Europa y demás continentes; el dúo que, cual matrimonio en plena crisis conyugal, se dedica a tirarse los trastos a la cabeza en lugar de atender las quejas del crío, que llora desconsolado porque los niños de su cole le pegan y le quitan la merienda.
Estos papas cometen un error común. Nos ponen prohibiciones que resultan de lo más ineficaces y, en cambio, no actúan cuando de verdad son necesarios. Así, nos echan la regañina cuando nos pillan el cigarro en la mano y nos prohíben beber, sin saber (o peor, sabiéndolo) que enseguida beberemos y fumaremos a sus espaldas. Y, en cambio, hacen caso omiso al abuso del matón del recreo, que nos quita el bocata o nos “cobra” un “impuesto” por quedarnos con él.
¡Así de paradójica es la actuación de la foca que aplastó a sus crías por protegerlas del frío! Sólo que esta foca nos tapa cuando hace calor y nos deja a la intemperie cuando el frío arrecia. ¿No tenemos un Gobierno de izquierdas? ¿No interviene éste para “cuidar de nuestra salud” y para “proteger a nuestras empresas de las OPAs extranjeras? ¡Pues que intervenga ahora ante el abuso de los matones nacionales! Movistar, Orange y Vodafone, “y otras chicas del montón” que diría Almodóvar, campan a sus anchas, teniendo al consumidor cogido por donde más duele y con impunidad absoluta.

¡Yo quiero que mi Gobierno intervenga! ¡Yo quiero que la oposición sea más productiva y corrija los errores del Gobierno, en lugar de perder el tiempo en avivar teorías conspiratorias y odios fraticidas!
Toda de mí, comienzo hablando de una comedia y termino exigiendo una película infantil, tipo “Alicia en el país de las maravillas”…