Hoy fui a ver la nueva de Francis Ford Coppola, 'Tetro' (sí, esa que participa Maribel Verdú quitándole el estrellato, por fin, a Penélope). La temática que contiene no es demasiado nueva: el teatro dentro del cine, el autor frustrado que escribe su vida, el drama, el secreto, la tragedia romática .. nada nuevo bajo los focos (en principio).
Cada ser humano escribe su propia historia. Lo hace en verso o en prosa, en comedia o tragedia, con tintes griegos o góticos, romáticos o asépticos. Unos traban complejas tramas que se entrecruzan sin saber dónde está el fin; otros narran en argumento lineal, de tres actos sencillos, que casi se puede adivinar, a poco que se afine, el cierre de telón desde el preámbulo.
El uso simbólico de la metanovela (la obra dentro de la obra) para retratar un dilema interno es de uso histórico (Unamuno con "Niebla" o Paul Auster con "Un hombre en la oscuridad" son dos opuestos que se me vienen a la memoria). Sin embargo, la obra de Coppola tiene un punto de dulzura que atrae. Una luz que hipnotiza, como los destellos blancos que enfatizan la gama de grises en que se desarrolla el argumento principal.
Es la entrañable ingenuidad del protagonista. 'Tetro' acomete la ilusa heroicidad de querer desterrar su historia escondiéndola en un baúl. Como si, al encerrar los gastados folios en aquella caja prohibida, borrase su devenir de un plumazo.
¡Que tamaña epopeya! A cuantos no nos habría gustado alguna vez eliminar oscuros capítulos de nuesta vida así de sencillo: ocultando la tinta impresa que lo narra bajo llave. O borrar ese renglón del arrepentimiento, de lo que no se debió haber hecho. O, mejor aún, poder contar (y vivir) dos historias paralelas cuando no queremos eliminar aquel momento pero sí feas consecuencias (como la película en que Gwyneth Paltrow lleva dos vidas derivadas de un hecho cambiante).
Así actúa ese 'Tetro' de ojos insólitos por brillantes. Guardando la historia en un baúl, y no redactando el final. Porque, a fin de cuentas, sabe lo inevitable: en el fondo no cuenta cómo terminas el tercer acto de tinta y folio, sino aquel de aire, cuerpo y sangre que debes escribir con la impresión de tus acciones.
De todas maneras.. por algo se dice "pasar página" y no "romper página". No hay libro mal escrito sino mal interpretado; de cada lectura se puede sacar una nueva "moraleja" y, aprendizaje, tantos como instantes tengamos las pupilas pegadas al papel.
Que aproveche..... :)
4 comentarios:
Me has convencido: me pasaré por el cine. Adoro a este hombre como director, aunque hace mucho que no veo nada suyo...
ojo que ha recibido también bastantes críticas negativas. En general, coincido en un punto: hay más de estética, de sentimiento, de luz y foto que de argumento revelador.
Pero a veces... lo creo necesario: usar un argumento sencillo (o consabido) para dar protagonismo a la expresión.
A mí me ha encantado, vaya :)
Vea Buffalo 66, se acuerda de Vicent Gallo...no? pero si es también director, y creo a la altura de Roman o mejor...ya me entenderás cuando la mires. A lo mejor se proyecta mañana, aunque si viene tarde no la podrá ver entera.
encontre por causalidad tu blog y me alegro, tiene cosas interesante, pasare con frecuencia, saludos.
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