El oasis... (Capadocia, Turquía)

martes, 23 de noviembre de 2010

Sólo "yo" o el valor de las palabras

 

Hace décadas, siglos, milenios, que no me enfrentaba a esta pantalla en blanco. La mirada interrogante de esta plantilla de blogger que se pregunta de qué "palo" iré esta vez: ¿seré la "periodista concienciada" que relata injusticias para intentar hacer las desgracias ajenas un poco más cercanas al feliz individuo? ¿o quizá Sofía, ese álter ego tras el que ocultarse para escribir desde la intimidad sin la incomodidad del "yo" tan privado? 

Sin plan alguno, hoy sólo soy ese "yo", aunque tenga menos encanto y aunque con ello rompa todas las reglas que un día impuse a este blog. Será la única manera de seguir escribiendo: quitar restricciones, pulir menos, actuar más y hacer, en definitiva, lo que llevo haciendo los últimos meses: improvisar, improvisar e improvisar. 

¿Será esto un indicio (de)formación profesional? ¿Será consecuencia de la inmersión en el mundo (teórico) de los derechos humanos (donde pocas cosas salen a derechas y, por el momento, estoy viendo a pocos humanos fuera del aula)? Hace tres meses comenzó una aventura encaminada a formar a una "periodista especializada en derechos humanos" (esas palabras sonaban tan bien juntas...) Había entonces muchas ganas de aprender y trabajar, y más opciones de hacer lo primero que lo segundo, ergo "voilá"! otra licenciada engrosando las listas de inscritos a los másteres de este país. 

En este periodo, he leído mucho (mucho.....), he pensado más aún (en filosofía se piensa muchísimo y,  si es filosofía del Derecho, con más vueltas si cabe) y he escrito algunos folios que, releídos en la distancia, no logro descifrar.

Ahora unos ojos atentos observan palabras escritas en publicaciones prestigiosas o pronunciadas por "personalidades" de la política y el Derecho que nunca pensé en conocer. Y buscan la relación de lo teórico con la realidad, con lo que late, sangra, respira y siente. Siempre se me han dado mal las abstracciones, buscar el sentido de las palabras cuando se antojaban demasiado lejanas al input del significado inmediato, lo impactante, lo sonoro. Quizá, por esto me cuesta ahora entender la realidad que subyace a los términos de libertad, igualdad, solidaridad que tanto resuenan en la oratoria política y que figuran, dicho de paso, como "valores superiores" de la Constitución Española que rige este país y en sus textos homólogos en muchos otros Estados. 

También, quizá, esta incapacidad derive de una incredulidad hacia estas palabras tan manidas con el uso, malogradas con el abuso y despreciadas por la retórica incompetente. 

En fin, demasiados "quizás" para tan poca praxis acumulada así que, bien sea por miedo al fracaso por o por constancia (dos caras de una misma cobardía), habrá que seguir hurgando hacia el valor de las palabras.