El oasis... (Capadocia, Turquía)

domingo, 17 de mayo de 2009

A quién lucra la epidemia

    La polémica que rodea a la expansión del virus A/H1N1 (llamado previamente "gripe porcina") no se refleja en los medios de comunicación masivos. Como siempre, la información que transmiten en sesgada y parcial, pues brindan la "verdad" a medias, ocultando datos esenciales como las causas de esta epidemia y, sobre todo, quién se beneficia de ella. Sin embargo, se puede acceder a esta información con un poco de rastreo digital:  

   La red voltairnet.org (creada por el periodista y activista político francés Thierry Meyssan) recoge la investigación desarrollada por el periodista Fernando Velázquez (del colectivo Pueblos Sin Fronteras). Entre otras tesis que que requieren más contraste, el artículo plantea cómo la epidemia del A/N1H1 está enriqueciendo a las mayores farmacéuticas y laboratorios, como el de Gilead Sciences Inc, donde el ex secretario de Defensa estadounidense Donald Rumselfd fue director y actualmente accionista. 

   Gilead Sciences es el laboratorio que ha fabricado y patentado el antiviral Oseltamivir (de nombre comercial "Tamiflu"). La farmacéutica suiza Roche, tiene la licencia y lo comercializa a nivel mundial. Este fue el medicamento que la  Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó para tratar en 2005 la gripe aviar (de tipo H5N1) y ahora ha recomendado el mismo para tratar el A/H1N1.

 Es curioso que un medicamento elaborado para tratar un tipo de virus se recomiende para tratar otro diferente. El A/H1N1 es una nueva cepa que resulta de la combinación de otras cuatro: un virus de gripe aviar, un virus de gripe humana y dos virus de gripe porcina. El Tamiflu sólo combate uno de estos virus y es inefectivo para los otros tres. 

    Es curioso además que la recomendación del OMS ya haya aumentado la cotización en bolsa de Roche y Gilead, como hiciera en la anterior epidemia, según recoge El Economista. Este diario menciona una segunda farmacéutica, GlaxoSmithkline. Es la competidora de Roche, pues comercializa otro anitiviral que rivalizó con Tamiflu durante la gripe aviar y ahora con la "porcina": el  Zanamivir (de nombre comercial "Relenza"). 
 
   Aún no se ha contrastado la eficacia certera de ambos antivirales, pero los gobiernos están haciendo pedidos millonarios a las farmacéuticas para tener reservas en caso de que la OMS declare "pandemia", o fase 6 de expansión. 

   Por ejemplo, el gobierno británico acaba de firmar con las farmacéuticas Baxter y GlaxoSmithKline sendos contratos para asegurar la provisión de 90 millones de dosis de vacuna contra el H1N1 de aquí a diciembre. 

¿Dónde se crea el virus?
   Además de a sus efectos (sobre el bolsillo de algunas empresas), la polémica también afecta a las causas de la aparición de la nueva cepa. Hay versiones que defienden que son los mismo laboratorios de vacunas quienes producen y liberan los nuevos virus para lucrarse con los medicamentos. No hay, por el momento, prueba de ello (que yo conozca al menos) pero sí la hay acerca de un factor que favorece este fenómeno: el sistema de cría industrial de animales que, en condiciones de afinamiento, favorece la combinación de cepas, la creación de nuevos virus y su expansión hasta el ser humano. 

   En el inicio de esta epidemia, algunos medios ya apuntaron a la empresa Granjas Carroll, propiedad de la norteamericana Smithfield Foods, la mayor empresa de cría de cerdos y procesamiento de productos porcinos del mundo. Se dijo que el virus A/H1N1 había salido de la sede que Carroll tiene en el municipio de Perote, en el estado mexicano de Veracruz. La entidad ya había sido acusada de contaminar la región con vertidos y de causar el brote de enfermedades respiratorias que afecta a los habitantes de la localidad de La Gloria, ubicada a 10 kilómetros de la central industrial. 

   Cierto o no, este hecho plantea el problema de la cría industrial de animales y las consecuencias que tiene sobre la población humana, como ya se debatió a raiz de la gripe aviar. La investigadora Silvia Ribeiro recoge en su artículo las conclusiones de la Comisión Pew sobre producción animal industrial en 2008, que afirman que "las condiciones de cría y confinamiento en la producción industrial, sobre todo cerdos, crea un ambiente perfecto para la recombinación de virus de distintas cepas". 

   Lo aquí expuesto deja muchos interrogantes pero, en síntesis, permite plantear lo siguiente: no es muy "normal" que surga una segunda epidemia de una mutación del virus de la gripe en apenas cuatro años. Ambos se vinculan con la cría industrial de animales, como ocurriera con el caso de las "vacas locas" (tercer fenómeno similar) y, en cualquiera de los casos, los que resultan beneficiados directamente son las mismas tres o cuatro empresas conectadas con la esfera política que promueve y defiende la venta de estos medicamentos. 

  Y, en todo esto, los medios masivos (que son los que afectan a la opinión pública) no intentan buscar la verdad más allá del discurso oficial y contribuyen, con su cobertura, a "expandir" la epidemia y a multiplicar sus efectos. 
Ahí queda. 

viernes, 15 de mayo de 2009

Ni Tercero, ni Segundo, ni Primero...


El mundo está construido sobre la base de una injusticia pero ¿ha existido alguna vez sistema alternativo?

   Cuando vemos una película nos identificamos con el protagonista y nos fastidia si sufre o muere, pero el malestar se pasa en seguida porque comprendemos que lo de la pantalla es ficción, una "realidad" que no pertenece a la nuestra. Basta con apagar la tele para seguir adelante con normalidad. 

Así es la estrategia que sustenta el sistema actual y que permite que, a pesar de conocer la agonía que padece gran parte del planeta, sigamos adelante como si nada. 

   Resulta que no nos importan "otros mundos" porque los consideramos ajenos al "nuestro". En ello reside el éxito de la propaganda actual: en hacernos creer que la humanidad está parcelada en "mundos" diferentes e inconexos, y en mantenernos contentos con que el nuestro vaya bien. Pero la verdad es que no hay varios mundos, si no sólo uno

   Aquello del "Primer, Segundo y Tercer Mundo" es una falacia inventada tras la Segunda Guerra Mundial por los artífices del Nuevo Orden con el objeto de justificarlo y perpetuarlo.  Una falsedad que además disgregó al planeta en categorías (primera, segunda y tercera) para permitirnos relegar una gran parte a lo "menos importante". 

   Fue palpable con el 'Telón de Acero' en la Guerra Fría. Con gran virtuosismo, el británico Churchill sesgó virtualmente el mundo en dos mitades, para asentar la diferencia entre "nosotros" y "ellos". Luego, el boom del consumismo que explotó en el bloque occidental nos enseñó a amar las virtudes de nuestro espacio y a mirar con compasivo desprecio al resto. "Pobrecitos los orientales, pero estate tranquilo, ese no es tu mundo; es éste, y va bien", nos decían constantemente. 

El Mayo del 68 en Europa y la llamada "Contracultura" de los 70 en EEUU no fueron sino "revoluciones" burguesas (tanto como la originaria) de aquellas generaciones de "bien mantenidos" que querían revelarse contra papá sin dejar de recibir la paga, por supuesto. Todo, dentro de nuestro ámbito, de nuestro reducido espectro de realidad. 

   Tras la declive soviética, llegó otro boom, el digital. El "primer mundo" occidental se consolida como el "único" impertante, gracias a una expansión económica, empresarial y cultural facilitada por las nuevas tecnologías. Se asienta la idea de que "nuestro" parámetro occidental es el mejor, el único factible, frente al resto. (La cultura occidental cristiana es mucho mejor que la islámica, y del resto de culturas no merece la pena ni hablar). Mientras tanto, realidades como África, Asia o América Latina son "desajustes" o "fallos" del sistema que convendría arreglar, si eso y con tiempo. Mientras no provoquen un colapso en la máquina.... 

   Es necesario romper la inercia de este discurso que nos venden como "universal" pero que en realidad nos han inculcado. Sin miedo, sin temer rasgar el esquema, extender el brazo más allá de lo dictado, sin temor a conocer esos "otros mundos" que forman parte de uno solo, el nuestro, el de todos.

   Porque sólo si sientes aquella tierra de África como parte de tu identidad (la identidad humana) sentirás como propio el daño que se le hace. 

martes, 12 de mayo de 2009

"La ayuda internacional financia la ocupación ilegal" de Palestina


El pasado 2 de marzo, la Comunidad Internacional prometió 4.500 millones de dólares para paliar las consecuencias del último ataque israelí sobre Gaza. Esto se suma a los 5.147 millones gastados entre 1999 y 2004 y los 7.700 que se prometió invertir entre 2008 y 2010. En total, los países donantes hemos gastado casi 17.000 millones de dólares en sólo diez años para "enmendar" los desperfectos de los diferentes ataques que el Ejército Israelí ha llevado a cabo sobre Gaza y Cisjordania.

La cuantía va destinada a cubrir las necesidades básicas garantizadas por el Derecho Humanitario internacional: comida, medicina, agua, casa y vestimenta. Después de décadas sometida a continuos envites, la población de los territorios palestinos tiene probadas dificultades para reconstruir y desarrollar las infraestructuras requeridas por cualquier Estado.

Visto así, la "caridad" internacional parece innegable. No obstante, las principales organizaciones de derechos humanos palestinas e israelíes han emitido un comunicado (recogido en rebelion.org) denunciando que, con su dinero, los donantes internacionales se convierten en "cómplices" de las "acciones ilegales" cometidas por el Ejército Israelí, en violación de las leyes intenacionales de la guerra y la Convención de Ginebra.

Al pagar los desperfectos de los ataques, la Comunidad Internacional exime a Israel de las obligaciones que se derivan de su condición de Potencia ocupante. La Convención de Ginebra del 49 y las Regulaciones de la Haya, entre otros, regulan esta obligación:

"El derecho humanitario internacional considera que la potencia ocupante es responsable de todos los aspectos del orden público y de la vida civil. Este requisito, codificado por primera vez en el Artículo 43 de las Regulaciones de La Haya, estipula que la potencia ocupante tiene una obligación específica respecto, entre otras cosas, el mantenimiento y suministro de infraestructuras, sanidad, educación, calidad de vida, alojamiento y obras públicas".

Como suele ocurrir con el Derecho Internacional, de aquí se deriva una paradoja. Pues una potencia ocupante, por definición, ha adquirido este estatus por medio de la vía militar (invasión, guerra etc) y, por esencia, es proclive a mantener su posición a través de la fuerza. En el caso palestino, Israel se mantiene en Gaza mediante el control de sus fronteras y sus recursos y mediante acciones militares como la del pasado enero.

Se da, por tanto, la eterna secuencia de destrucción-reconstrucción-destrucción... Ya que Israel ataca y destruye y, después, debe pagar el arreglo de lo que ha destruido:

"...En caso de que la potencia ocupante destruyera estos elementos esenciales, está obligada a repararlos para facilitar una vida normal. Esto es acorde con el requisito de status quo ante bellum de las leyes de ocupación que estipula que la potencia ocupante debe restaurar un territorio ocupado hasta llegar a la situación previa a la guerra y en caso de que la ocupación persista durante un prolongado espacio de tiempo, debe permitir su desarrollo. Por consiguiente, la reconstrucción a consecuencia de la destrucción es una obligación específica de la potencia ocupante."

Para cualquier Estado es casi insostenible el gasto de pagar lo que se destruye a lo largo de cuarenta años. A no ser, claro, que tengas buenos "amigos" que saquen la cartera cuando toca pagar la cuenta, permitiéndote así mantener tu estrategia con el mínimo gasto.

Según plantean las entidades firmantes del comunicado, no se trata de dejar de prestar la ayuda que permite vivir a la población de Gaza, sino de evitar convertirla en ayuda a la perpetuación infinita del statu quo de Palestina. Para dejar de ser meros tesoreros de los ataques de Israel, los donantes deben, para empezar, exijirle el mantenimiento de sus obligaciones como Potencia Ocupante y, en segundo lugar, el cumplimento de toda la ley internacional.

En resumen, se trata de sustituir "lismona y caridad" por acción política verdadera.

lunes, 4 de mayo de 2009

La retórica del Requiem

La virtud de los políticos consiste en convertir conceptos admirables en cascotes vacíos, carentes de significado y valor. Para eso se han formado, no cabe el reproche entonces, sino la más absoluta admiración por el trabajo bien hecho. A base de tesón, han logrado que hoy día hagamos oídos sordos a términos como 'libertad', 'democracia', 'liberación', 'humanidad'... Conceptos que en su momento fueron mecha que prendieron las fuerzas de naciones enteras en la lucha por una idea, una causa. Y que hoy se han transformado en eslóganes baratos, sin más valor que la verborrea de un bufón en feria (valga la analogía, por cierto).

El oficio del ducho orador es saber jugar con el valor de las palabras, poniendo y quitando como el niño hace con el rostro moldeable de Mister Potato. Ahora le cogen aquel significado a una palabra y luego se lo pegan a otra. Así, "liberación" puede significar "invasión"; "diplomacia", "contrato multimillonario" y un largo etcétera. También se puede exprimir y dejar sin jugo al término: "derechos humanos", "justicia" o "legalidad" pueden tener tanto contenido como un bolígrafo sin tinta, con el que se hace el amago de escribir sin dejar impronta.

Y como estamos en crisis, los sabios de la retórica regalan palabras y más palabras, ya que no hacen gasto alguno pues están tan huecos como los paquetes de regalos que adornan escaparates navideños (pero qué bonitos quedan...)

Sin embargo, tanto como el cachas de gimnasio que se desinfla al primer roce, una palabra vacía no tiene gracia. Y cabrea a quien ama el lenguaje, como el 'levanta hierros' cabrea a quien aprecia el goce de un cuerpo. Porque, en unos y en otros, el placer se queda corto cuando no traspasa la superficie, el roce nimio de la epidermis más accesible, y el ansia truncada se torna frustración infinita.

Por suerte, ansia y frustración también nos hace testarudos y, mientras unos se empeñan en vaciar la vida, otros insisten en rescatar su esencia. No es tan difícil, sólo hay que rebuscar un poco....


Gracias a la pesadez del jefe de Estado galo, Nicolás Sarkozy, una buena idea como la "Cumbre del Mediterráneo" resuena ahora a título de Best Seller barato. La tabarra cansina lanzada en su momento por el president han hecho que esta expresión nos produzca tanta risa como la hermana gemela que creó otro alarde de la retórica, la de la "Alianza de Civilizaciones". Para no entrar a comentar la segunda (hay quien presenta denuncias como el número de turno en la cola de la pescadería) me referiré a la primera y al significado que esta tiene.

Nace de creer en una 'comunidad' ligada por el mar cálido que riega orillas de tres continentes, Europa, África y Asia, hermanados por unos rasgos compartidos. Como si las aguas que, sin vergüenza, se entremeten por Gibraltar y bucean decididas hasta Líbano realmente uniesen ambos extremos, se atribuye al "Mare Nostrum" la cualidad de acercar los opuestos.

Parece romanticismo desfasado, pero tiene parte de verdad. España y Turquía están separadas por todo el continente europeo, pero los de Estambul se sienten más cercanos a un andaluz que a un búlgaro, a un rumano o a cualquiera del este occidental. "Turquía y España, hermanos", decían en Ankara. "Kurdos y españoles, hermanos", decían en Gaziantep. Y, por una vez, comunidades enfrentadas se acercaban a través de una frase.

Estando en Iskenderun (localidad turca costera del sudeste) toqué por primera vez agua mediterránea que no fuera española. Y pensé que cualquier cosa que allí echara llegaría hasta Cádiz. Mis amigos de Polonia y República Checa no comprendían la emoción del momento, pero sí lo hizo mi compañero nacido en Estambul. Fue una noche bonita, en la que el mar devolvía el reflejo lunar y se nos clavaba en los ojos, produciendo un brillo casi esotérico...

...El mismo que veo mi amiga canadiense cuando me habla con ilusión de volver a su Líbano natal. Describe el aire salado que, siendo ella niña, penetraba hasta la montaña y esgrime enérgica que ella "nació en el Mediterráneo", como reza Serrat con voz vibrante.

Patio de una casa de vecinos de difícil convivencia, abrigo de la cuna de la civilización (Mesopotamia) y testigo de la tumba del mundo civilizado, manantial de tantos imperios (Persa, Romano, Cristiano, Otomano...) y maná del oro negro que bulle entre África y Asia... 'Mediterráneo' debe tener algún significado, de cultura, de identidades, más allá de la parodia de políticos que no saben de sociología, y aún menos de humanidad.

Algunos quieren que entonemos un Requiem por las palabras. Pero éstas, más que los clamores al cielo, sí pueden ser eternas...