El oasis... (Capadocia, Turquía)

miércoles, 4 de junio de 2008

"Nos hemos equivocado"


"Estamos en el siglo XXI. Sabemos que podemos alimentar el planeta. Y, en cambio, cada 30 segundos un niño muere de hambre. Y, en cambio, cada día 25.000 personas pierden la vida por desnutrición. Nos hemos equivocado"

Estas palabras, pronunciadas por el presidente francés, Nicolás Sarkozy, encabezaban el artículo de prensa que Sofía blandía ante los ojos de su compañero de pupitre. Pertenecían al discurso con el que el jefe de Estado galo había comenzado su participación en la "Cumbre sobre Seguridad y Cambio Climático" que había reunido a cincuenta líderes mundiales en Roma para buscar una "salida a la crisis".

-"Zapatero y Sarkozy entonan el mea culpa". Nuestro presidente entrega 500 millones de euros a la ONU para "ayudar a los países más pobres" mientras que el francés se erige como cabeza visible de una nueva lucha internacional contra el "crimen del hambre" -- Sofía combinaba las frases sueltas del papel con sus propias disertaciones-- Pura hipocresía. Además de ser obvio que esto va a quedar en papel mojado ¿pretenden ahora obviar que gran parte de la responsabilidad de esta situación viene del propio Occidente?


- Ya estamos con el manido "complejo de culpa" --respondía Pedro, economista fiel seguidor de las teorías de Keynes y admirador de figuras como Jean-Claude Trichet (presidente del Banco Central Europeo) o Rodrigo Rato (antiguo director del Fondo Monetario Internacional). -- El tiempo que has pasado en África te ha afectado las luces, Sofía. No puedes reducir todas las causas de una crisis múltiple a la mera política de los países occidentales. De sobra sabes que, en esta subida internacional de los precios, intervienen otros muchos factores, como la emergencia de nuevos imperios como China. La ecuación es sencilla: más bocas que alimentar, más demanda e igual oferta... pues no hay para todos y los productos se encarecen.

- ...Sí, lo sé. Y el encarecimiento del petróleo (si sabíamos que la culpa de todo la tiene Ahmadineyad) --ironizó ella-- que aumenta los costes de producción, y las sequías e inundaciones, que han destruido cosechas y mermado la oferta de productos básicos procedentes de Canadá o China, o las limitaciones a las exportaciones de arroz en este último país.... No me salté la clase de economía Pedro, ¡todos estos factores los conozco!

- Entonces, no hables de "hipocresía". Hay una desequilibrio entre los países ricos y pobres, y los que tenemos fondos intentamos compensar esta situación. Sarzkozy ha dicho que va a invertir 1.000 millones de euros en África en los próximos cinco años, ¡en tu querido continente! Se trata de incentivar la economía de esos Estados, y en ello intervienen el FMI, el BM, la ONU...

- ¡Invertir! Tú lo has dicho -- el dedo puntiagudo de Sofía se clavaba sobre la frente de su amigo, recalcando cada sílaba de esta palabra-- ¡No regalar, ni donar! ¿No sabes que tras las inversiones hay réditos, beneficios, y tras los préstamos, intereses? ¿Acaso desconoces que el dinero que se presta a los países en concepto de "ayuda" les genera una deuda descomunal? Para 2005, España tenía pendiente recaudar 9.800 millones de euros de países pobres, de los cuales casi 5.000 habían sido generados por los Fondos de Ayuda al Desarrollo (créditos concebidos para favorecer la expansión internacional de las empresas españolas y para fomentar políticas de desarrollo en los países empobrecidos).

...Occidente nunca regala. Y las deudas que el Tercer Mundo son la mayor traba para su crecimiento.

- Invertir es revitalizar... en España el sector inmobiliario se mata por plasmar esa palabrita --devolvía las incisiones con su índice en la cabeza de Sofía-- en cualquiera de sus papelitos...

Mil veces le habían dicho que, para ser más convincente en las discusiones, debía mantener la calma (para evitar el riesgo de quedar "como una chillona sin sentido", le decían) pero no podía evitar "calentarse" en ciertas discusiones. No era enfado; era "poner sentimiento al asunto", como decía ella).

- ¡Además! --se levantó de un salto mientras escudriñaba la sonrisa condescendiente de su compañero de litigio-- Lo que hemos mencionado (carestía del petróleo, falta de oferta, nuevas demandas de alimentos..) no son más que factores coyunturales, que afectan, pero que son anexos a la cuestión neurálgica. Lo que está ocurriendo es una consecuencia derivada de la lógica del propio sistema capitalista. La crisis es estructural, no coyuntural.

- Ya estamos con la postura antisistema...

- ¡No soy antisistema y lo sabes! El capitalismo, moderado, controlado y supervisado por el Estado es el... menos malo de los sistemas -- y sonrió ante el brillo de satisfacción de su keynesiano amigo.

Pero esto no ocurre en la actualidad -- aprovechó ella la calma para seguir su exposición-- La estrategia occidental ha sido dejar todo el control del mercado y la economía a la conocida ley de la oferta y la demanda. Comprar, vender y sacar beneficios. Sin más regulaciones. Y el sistema capitalista (la 'mano invisible') tiene una tendencia inherente a la voracidad, a la avaricia de perseguir beneficios. Por ello, un exceso de inversiones descontroladas, a veces (muy frecuentemente) por encima de las posibilidades reales, acaba provocando colapsos como el actual.

- Y la solución es... --años de amistad habían enseñado a Pedro a dejar a su buena colega disertar según su ritmo.

- Pues eso, una regulación (auténtica) por los Gobiernos. Y no poner parches a corto plazo como se pretende hacer en la actualidad. Un ejemplo del hambre insaciable capitalista: ¿sabes que una de las causas del extremado aumento de precios de productos básicos es que se está especulando con ellos? Ante la caída de rentabilidad de otras inversiones, hay fondos (como el japonés Diawa) que invierten en productos agrícolas (trigo, maíz, soja...) aprovechando el alza de sus cotizaciones. Se compran cosechas a futuros (¡como las hipotecas!) y de esta manera, los precios se incrementan cada vez más, sin que haya un consumo real de éstos.

- Vamos, un Dow Jones del cereal... -- Pedro sonrió ante su propia ocurrencia.

- ¡Exacto!

- Anda, que el mundo está loco... Vamos, que te invito a una cerveza; tanto hablar de cereales...

Artículos relacionados:

- El País: Sarkozy y Zapatero entonan el 'mea culpa' del hambre
- El Periódico: La ONU culpa a la especulación del encarecimiento de las materias primas.
- Quiendebeaquien.com: El 48% de la deuda externa se genera por los fondos de Ayuda al Desarrollo.
- El País: Un planeta de famélicos y obesos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todavía estoy intentando comprender (tanto a un nivel económico como ético) cómo es posible esto de la especulación con alimentos ... por lo que he leído, no es que se pueda, es que de hecho se producen alimentos suficientes para alimentar a toda la población mundial, por lo que el problema no es de producción sino de acceso a los alimentos. Y otro de los factores, también estructurales, de la crisis, es que se han potenciado (desde instituciones como el FMI y el BM) los monocultivos en los países periféricos, por lo que éstos han quedado en una posición muy vulnerable desde el momento en que se han visto abocados a dejar de producir sus propios alimentos y dependen del mercado internacional para alimentarse.

Como dicen por ahí, "lo que la realidad no supere..."