El oasis... (Capadocia, Turquía)

jueves, 5 de febrero de 2009

La inocencia se perdió en la cárcel

Una de las cosas que más me llamó la atención del sudeste de Turquía es que los niños no tienen cara de niños. Es decir, el tamaño de sus facciones, el cuerpo que los acompaña, la vestimenta y quizá algunos accesorios como juguetes (especialmente durante los Bayram, y cuando no se trata de una pistola), todo ello configura una apariencia característica infantil, que en seguida choca de pleno con la expresión del rostro adulta, envejecida.... Y el cuerpo que la rodea, todo el envoltorio externo, queda revelado falso, como el disfraz de Superman o Zorro que no permiten ocultar a quien se entrevé entre los huecos de los ojos.


Los niños del sudeste de la Anatolia han perdido la inocencia. Si no toda (nadie puede mutilar, a pesar del empeño, el mayor regalo del ser humano en su primera etapa), al menos una parte importante, la que deriva del creer que todo es de color de rosa, que la vida es aquel cuento de hadas, magos y príncipes valientes, donde nuestros padres son todopoderosos y nos pueden proteger, para siempre, en esta burbuja impenetrable que nos envuelve.


Se dice que la inocencia de un niño se empieza a romper cuando descurbe que los Reyes Magos son los padres. En la frontera con Irak, con Siria, con Iran... en los pueblos y ciudades abarrotadas de niños que corren por todos lados, se entremeten peligrosamente entre coches y motos, te asaltan en cuanto descubren que eres extanjero.... Ahí tú pierdes la inocencia cuando no sabes qué decir al quinto que viene a pedirte dinero. Ellos la perdieron cuando sustituyeron la escuela por el saco de tierra o la muñeca por.... nada.


La pobreza y la guerra roban la niñez, es de sobra conocido. Pero no siempre es tan visible como se reconoce en las zonas de batalla mostradas por el televisor. Ayer, rastreando la red para un trabajo de clase sobre la libertad de prensa en Turquía, me encontré con una noticia. Así la describí aproximadamente en el informe que presenté:


A principios de Enero, un diario digital pro kurdo (prohibido por el Gobierno y que ahora no es momento de anunciar aquí) [1] publicó la visita de un diputado del CHP (fundado por Atatürk y principal partido de la oposición) a la prisión de Diyarbakir, donde se hallan encarcelados una veintena de menores. Fueron capturados cuando participaban, el año pasado, en una de las protestas que conmemoraban el aniversario del encarcelamiento del líder del ilegalizado PKK, Abdullah Öcalan. En la que se celebró en Cizre (Sirnak), murió un joven de 15 años, Yahya Menekşe, atropellado por un tanque policial.


Durante el funeral del pequeño se produjeron nuevas protestas donde otros cuarenta menores fueron capturados. Algunos de ellos aún permanecen en prisiones como la de Diyarbakir, Adana, u otras provincias.


Según el artículo, no se trata además de prisiones comunes, sino de Cortes Especiales de Elevada Autoridad Penal (reservada para casos de supuesta vinculación o apoyo alterrorismo). En virtud de la reforma de la ley Anti Terrorista en 2006, también niños de entre 15 y 18 años pueden ser juzgados en tales cortes.


El ministro del CHP que visitó la prisión denunció asimismo las condiciones infrahumanas en las que se encontraban los menores: “hay 20 niños en celdas para cinco o seis personas. Han sido separados de sus familias y su educación ha sido interrumpida. Se les lleva a corte, se les identifica y se les vuelve a llevar a prisión […] Su condición psicológica es precaria. Sólo dicen ‘Nosotros sólo queríamos tomar el cuerpo de nuestro amigo; no sabíamos que eso sería penalizado tan severamente’”.


Según el mismo artículo, recientemente dos niños han sido procesados y condenados a 21 años de cárcel por participar en Gaziantep en las manifestaciones pro kurdas durante elNewroz (fiesta con la que dan la bienvenida a la primavera y que este año coincide con el 21 de marzo, una semana después de las elecciones municipales).

Nuestros menores se quejan de que no tienen el último modelo de PSP o de que las dos de la mañana es demasiado pronto para volver a casa, "cuando todos acaban de llegar a la discoteca". Están deprimidos y sienten que nadie les comprende; se sienten, a veces,"encarcerlados". Hay otros que sí saben lo que estar en una cárcel.


No se pueden comparar sociedades, cada individuo se forja según el entorno en el que nace, pero..... manda huevos.

1. Debido a las circunstancias legales de la redactora, se omitirá en esta ocasión, aún a perjuicio de la profesionalidad periodística, la cita y la dirección de este medio prohibido por el Gobierno de Turquía. Será autocensura, será cobardía, pero no está el horno para bollos, por el momento....

2. Foto tomada por una servidora en Cizre, Sirnak (a dos horas de la frontera con Irak).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por escribir.

Anónimo dijo...

SIN COMENTARIOS...


ya sabes lo que pienso!!!

rafa dijo...

creo que también sabes lo que pienso...

y, si no, te lo imaginarás.

Ánimo :)

Anónimo dijo...

Me parece raro que metas links de tu blog en el tuenti... adri eres una artista como la copa de un pino. Estoy promocionándote en Alemania!!

Maria

litospk dijo...

Un placer conocer tu blog de rebote y a consejo de otras personas. Por desgracia es triste pensar que en esta sociedad actual encontramos que cada día es más dificil que los niños de ahora sean solidarios. No me refiero al maldito, trillado y equívoco sentido que se le ha dado al adjetivo en los últimos tiempos, me refiero al sentido de poder colocarnos en el lugar de otras personas simplemente por pura empatía. Pero como dices, los niños de "occidente" sufren porque sus padres les "rayan", porque quieren una moto y no la tienen, o porque como quieren ser "princesas/principes" tan monos ellos adelgazan hasta niveles extremos en la naturaleza humana en su afán de ser mas "cool". Mientras otros nunca viviran en esa bella "pompa" ilusoria que debería ser la niñez.
Un diez por tu aporte y un placer haberlo conocido