Es tema de estudio general que la noción de Soberanía Popular ha sido uno de los mayores triunfos de la Historia. Un sistema basado en esta idea puede ser la democracia (del griego 'demos', pueblo y 'kratós', poder o gobierno), en su forma directa, indirecta o participativa, u otro modelo que, bajo cualquier nombre, signifique lo mismo: que la Política, es decir, la gestión de "lo público", sea ejercida por la sociedad, el pueblo soberano.
Un sistema de democracia indirecta tiene muchos y grandes defectos, y hay opciones políticas que lo rechazan. Pero un modelo de democracia falseada, pervertida, como el actual, no tiene positivos posibles. El Poder ha pasado del pueblo soberano a ese ente llamado "mercado", con intereses diametralmente opuestos al 'demos' y favorecedores de unos pocos. La esfera de lo privado (en su dimensión más económica) se ha adueñado de la gestión de lo público, arrinconando nuestra libertad real y efectiva.
Esto ya lo sabemos, como también sufrimos sus consecuencias directas en el recorte de derechos civiles, políticos y sociales, entre otros. Urge, por tanto, que el pueblo recupere su Poder legítimo. La ciudadanía (concepto que, por cierto, merece ser revisado y ampliado), debe hacer "política", la real, la que se hace en las calles y en las asambleas, desde los núcleos más locales hasta la amplia esfera de lo estatal y, hoy también, lo universal.
Este es, en resumen, el espíritu de la iniciativa "Mesas de Convergencia Ciudadana" o "Convergencia Social", que ha tenido hoy el pistoletazo de salida. El desencadenante inmediato ha sido la actual crisis y las medidas reaccionarias impuestas, reflejos del capitalismo neoliberal vigente. La acción propuesta es la creación de una red nacional de "mesas de convergencia" dispersas por todo el territorio, a nivel local o incluso de barrio. Unos espacios abiertos de encuentro y debate construidos sobre el principio que inspire a quienes nos consideramos de izquierdas: "olvidemos lo que nos separa y recordemos lo que nos une" (en palabras del catedrático de economía Juan Torres). De ahí el carácter "convergente" de esas mesas o foros de discusión local, que pretende ser un caldo de cultivo para iniciativas y propuestas que modifiquen el ámbito político y económico.
El modelo de trabajo es, como ha explicado Tomás Rodríguez Villasante, el de "democracia participativa". No hay jerarquías, hay comunicación horizontal, debe prevalecer el consenso por encima de la votación y el reparto de tareas para crear un clima de responsabilidad cooperativa. Una "Coordinadora" estatal, con un papel meramente administrativo, no directivo ni decisorio, mediará entre todas estas mesas para favorecer la acción común en lo necesario. Hoy se ha puesto en marcha una Coordinadora transitoria para gestionar las conclusiones extraídas de la Asamblea inicial, pero el diseño está en proceso y abierto a todos. Se crea así una estructura de comunicación horizontal a nivel nacional: a través de la Web que habilitará foros y otros canales, las mesas dispersas por el territorio podrán intercambiar ideas y debatir propuestas y medidas. De este modo, además de actuar sobre lo local (el barrio, Ayuntamiento, provincia), se consigue un enfoque estatal de acción. Como la la página web (aún no terminada) tiene toda esta información, no hace falta entrar en detalles, pero sí observar los recelos que se han planteado.
Por un lado, el miedo a que un movimiento civil sea "absorbido" por algún partido político y usado con fines meramente electoralistas. Dada la sede escogida en la Asamblea (la de Comisiones Obreras) y dado que uno de los promotores es un partido, Izquierda Unida, estos miedos son razonables. No obstante, por parte de quien escribe, la respuesta es clara: este movimiento debe consistir en Política real, hecha por ciudadanos que hagan efectivas sus demandas a través de la presión sobre los políticos, y no que sirvan a los intereses particulares de niguno. Por lo tanto, lo que se necesita es una base social fuerte y amplia, de carácter heterogéneo: cuanta más gente participe en los barrios y ciudades, en sinergia con otros movimientos civiles ya existentes, más presente y más plural será el papel de la sociedad.
Por otro lado, como se ha insistido hoy, el objetivo de esta red ciudadana es buscar los puntos comunes que hay en las diferentes visiones de la izquierda, huyendo de sectarismos que obstaculizan una lucha común: la lucha por una comunidad "social", de derechos de todos y no de privilegios de unos pocos y donde el pueblo recupere el poder que le ha sido usurpado. Sin embargo, la base mínima común que propone el "Llamamiento" ya incorpora puntos no compartidos por algunas opciones (una ideología anti estatalista no aprobaría luchar desde el marco del Estado y con los cauces que ofrece). A este respecto, sólo me surge una idea tríptica: diálogo, debate y acción; es posible que, en el marco de la comunicación, se encuentren puntos comunes básicos de actuación. Llamémosle "cooperación" en lugar de "convergencia" si queremos, pero hagamos algo.
Porque hay algo que todos sí tenemos en común, que esta política hecha por estos políticos nos 'jode'. Como dijo un miembro de la Plataforma de Parados de Murcia, el eslogan del Gobierno actual (y el de antes, y el de los que podrán venir) es "os quitamos derechos, pero es por vuestro bien; os estamos 'jodiendo', pero es por vuestro bien". Pues el "bien" que nos dan no es el que queremos, así que no nos queda otra que construirlo nosotros. Porque la alternativa, de seguir inactivos, no es en absoluto esperanzadora.
(Imagen del genial grafittero Banksy )