La entrada publicada ayer intentaba (en ese típico momento de semi somnolencia en el que dejas a tus dedos vía libre para teclear lo que se les antoje en la pantalla del ordenador) recrear los pensamientos del autor de la masacre de Virginia momentos antes de ejecutar la matanza.
Este ejercicio cuasi literario y de mejorable calidad pretendía ser un reflejo de lo que en ese momento yo situaba como posible causa de dicho suceso (dentro de las elucubraciones que todo el mundo hace, con poca idea y mucha imaginación, cuando acontece un hecho que se sale de lo cotidiano y que encima tiene su toque de morbo).
¿Qué pudo llevar a esa persona (hoy sabemos que chaval) a asesinar "in cold blood" a 32 personas en un campus universitario? El MIEDO. ¿El miedo a qué, concretamente? A nada en concreto y a todo en general. Ese sentimiento, el miedo paranoico, que siempre ha sido elemento sustancial, eterno e imprescindible, en la cultura norteamericana.
El miedo a los terroristas; el terror a lo diferente, lo exógeno; el pavor por la pérdida de control sobre todos lo que les rodea (los países latinoamericanos, la economía itnernacional, el petróleo...)
La sociedad norteamericana tiene, de una manera extraordinaria, interiorizado este sentimiento. ¿Si no, cómo se explica no sólo la total permisividad, sino el elogio del arma como animal de compañía-mejor amigo del hombre?
Ese miedo a todo ha servido además para justificar y apoyar el uso de la violencia, en un país donde las Fuerzas Armadas gozan de un verdadero clamor popular, donde los soldados son auténticos héroes épicos y las misiones en el exterior, incuestionables cruzadas (Irak aparte: para la mayoría no falló la idea original, sino el método de ejecución).
Por eso, dento de la repugnancia y perplejidad con que siempre se contemplan tragedias como las de ayer en Virginia, encuentro cierta lógica en ello. Es decir, lo contemplo como algo que "ciertamente podía suceder". De la misma manera que pudo suceder y sucedió en Columbine o en el condado Hamish de Pennsylvania. Estas tragedias, que tienen menos probabilidades reales de ocurrir en Europa (donde los "amigos del rifle" carecen del manifiesto apoyo de actores y políticos), son más "comprensibles" en una nación donde el miedo se ha convertido en el comodín de los políticos para manipular a la población y poder llevar a cabo todas aquellas estrategias que sirven a sus intereses.
Esperemos que este fenómeno avance con paso más lento en Europa...
Una paroida muy buena de esto es el VIDEO de South Park sobre la influencia del miedo en la historia de los EEUU.
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