Torturas en las cárceles a manos de policías, violación de la Convención de Ginebra sobre los derechos de los refugiados, expulsión de inmigrantes sin valorar el peligro que corren en sus países de origen... Eh aquí un variado menú cuyo chef no es ningún Estado de África, Asia o Europa oriental, sino España. En su último informe, Amnistía Internacional ha dado un buen rapapolvo a nuestro país: aquí también se cometen y toleran violaciones contra los derechos fundamentales de la persona. No es un plato fácil de digerir.
Éste no es el primer toque que nos da Amnistía por el asunto de las torturas. El documento reza que durante 2006 "siguió habiendo informes de tortura y malos tratos a manos de funcionarios encargados de hacer cumplir la ley". Con esto Epaña viola el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, que había firmado en 2005 y ratificado el año pasado. También la ONU ha condenado nuestro comportamiento, denunciando algunas medidas del régimen carcelario que aumentan el riesgo de cometer este tipo de prácticas. Una delicatessen que se adereza con el argravante de racismo. Según "SOS Racismo, en uno de cada tres casos denunciados de violencia racista, los responsables eran funcionarios del Estado encargados de hacer cumplir la ley". Ahí llevas el postre.
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