Trabajar los fines de semana no será lo más apetecible. Levantarse cuando otros se acuestan y compartir el cercanías con pandillas de chavales todavía eufóricos por los grados de alcohol ingeridos es, seguramente, una de las cosas más molestas para una persona que se halle en su "irresponsable" juventud (más que nada porque te gustaría estar entre esos individuos ebrios). Pensar que lo que más odias en este mundo, animal nocturno donde los haya, es lo que vas a tener que hacer todos los días, de lunes a domingo, sin excepción: madrugar, madrugar y madrugar.
Todo parecen inconvenientes y, sin embargo, hay algo que no encaja...¿por qué demonios estoy tan jodidamente contenta? ¡Ah sí! ¡Porque voy a trabajar en Telecinco! A partir del próximo sábado entraré a formar parte del distinguido grupo de becarios-explotados-por-un-sueldo-miserable del sistema oligárquico de medios de comunicación. (Ya es un avance; el año pasado no tenía ni "sueldo miserable"). La redacción de informativos de la página web de la cadena ya tiene nuevo miembro, repletito de energías y ganas de empaparse de todo el saber y la experiencia que tengan los demás.
Auguro (y espero) buenos momentos de compañerismo y empatía entre quienes se sienten unidos por el resentimiento del "trabajador de fin de semana" y la resaca de la fiesta nocturna recién concluida.
Tomaremos buenas tazas de café y con ellas brindaremos por el "ya les tocará pringar a otros, ya".
¡Allá voy!
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