Además, el río a veces necesita del silencio que deja el caudal cuando disminuye. Al cesar el atropello de unas palabras con otras y enmudecer el ruido, se perciben mejor las cosas que ocurren a los lados de la orilla. Y se distinguen mejor las voces que merecen ser escuchadas de aquellos gritos carentes de sustancia que pugnan por captar la atención de toda la fauna y flora del lugar.
Los chillidos infantiles de los políticos que habitan la guardería en que se ha convertido la esfera pública nacional componen ese torrente histriónico donde se atropellan el "yo dije" con "tú dijiste" y "él lo hizo peor que yo".Otros dedican sus palabras al aniversario de la "Guerra de los Seis Días", una batalla esencial del conflicto que más materia prima ha dado para la verborrea de los medios de comuniación: la eterna lucha entre palestinos e israelíes.
Mientras unos rescatan palabras del pasado y otros hacen memoria para buscar el origen de su guerra infinita, el lenguaje asesta un golpe maestro al monarca de la palabra y la propaganda internacional. Bush ha encontrado su primera traba para juzgar a los presos de Guantánamo: el término ilegal (o ilegales) puede suponer un verdadero inconveniente al plan de resolución de la carcél de Guantánamo que la Admimistración republicana intentó agilizar con la Ley de Comisiones Militares.
2 comentarios:
Hola Adri, es un placer volver a escuchar tus palabras en las orillas de esta selva enloquecida. La verdad es que cada día resulta más lamentable y vergonzosa la propaganda de cierto "grupillo" mediático al que, allá en nuestra tierna inocencia de estudiantes de primero de periodismo, le dábamos toda nuestra confianza y creíamos que se limitaba, fíjate qué cosa, a informar. Por lo menos con los fachas (perdón, el centro-derecha (neo)liberal)ya va uno prevenido y no te la clavan en el costado mientras bailas con ellos un dulce vals.
Más alucinante todavía me parece, al otro asunto estamos ya más o menos acostumbrados, el tema de los combatientes enemigos "ilegales". Parece increíble, pero por lo visto no lo es, que una sola palabra pueda cambiar el destino de una persona, unos presos, un país, de la humanidad en general... Así de frágil es nuestra existencia. Y lo peor es que sólo nos solemos dar cuenta cuando ya es demasiado tarde.
¿Quería usted jugar a ser un simio inteligente, señor Bush? ¿Quería usted hacer carambolas con las palabras? ¿Construir castillos en el aire? ¿Limbos alegales en países comunistas? ¿Quería usted bordear los límites de la legalidad internacional? Pues toma, ahí la llevas. Bien calentita. A ver qué hace ahora con ella. Quizás las sentencias no sirvan para nada, pero ahora el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica tendrá que darle vueltas a su simiesco cabezón y encontrar una nueva fórmula con la que hacer más (in-)habitable este planeta.
Bueno, Adri, gracias por hacerme un huequito por aquí y por esta corriente de agua fresca en la que fluye tu inconformismo y tus deseos de verdad. Ale.
Aunque yo también suelo ser de aquellas personas que se dejan llevar por la euforia cuando ve algún gesto de "justicia universal", me obligo a poner los pies en el suelo y andar con cautela, porque no hay que olvidar quién es quién y que al final los poderosos se salen, antes o después, con la suya. No obstante, siempre alegra ver que encuentran algún tipo de dificultad en su camino, por pequeña que sea.
Ya que no podemos cambiar el mundo de la noche a la mañana (muchas noches en vela hacen falta para lograr cualquier cambio)podemos al menos hacer esto: poner trabas y pequeños obstáculos en el camino de los gigantes. Piedra a piedra se construyen los caminos. (¡Que filosófico me ha quedado!)
Me encanta ver que la gente se interesa en poner su "granito de piedra". ¡Un beso!
Publicar un comentario