Hoy concluye el cuarenta aniversario de la Guerra de los Seís Días y el pastel que preside la mesa de Oriente Medio no puede ser más amargo: el Gobierno de Unidad Palestino (la ironía del nombre destila ya de por sí deseperanza) continúa desangrándose tras casi un mes de lucha fraticida entre el partido presidencial Al Fatah y el gubernamental Hamas.
Las tierras que arropan el Mar Muerto y el Mediterráneo escupen noticias alarmantes. A orillas del río Jordán, Abbas amenaza (casi atrincherado en la cisjordana Ramala) con romper el Gobierno que le "hermana" con Hamás y denuncia supestos planes de éste para dar un golpe de Estado. En la costa del Mare Nostrum, la vida permanece paralizada, en una especie de statu quo forzado que tiene a los habitantes de Gaza innamovibles, cristalizados. El corresponsal en la franja de la BBC (desde cuya página web se puede seguir casi al instante el avance de la jornada) ha descrito cómo todos los comercios, colegios y edificios públicos de la zona están cerrados, mientras los civiles se refugian en sus casas por miedo a quedar atrapados en cualquier cruce de disparos. Secuestros, "ejecuciones", asaltos... se suceden contra uno y otro bando en una nueva batalla que se ha recrudecido desde el pasado jueves tras un nuevo irrisorio alto el fuego.
"Al Fatah defiende el plan sionista, el plan americano. Yo, como musulmán, tengo el deber de defender Palestina, toda la zona entre el Río Jordán y el Mediterráneo". Un supuesto miembro de Hamás lanza estas acusaciones contra el partido de Abbas en un video colgado en Youtube el 24 de Mayo. Desde la incredulidad con que se debe contemplar la información cuya fuente no se conoce, se pueden ver en el video los dos lados del espejo: ambos bandos dispuestos a la lucha, "víctimas colaterales" por armas de las dos facciones, los argumentos que traslucen diferencias (¿irrencociliables?) entre dos fuerzas condenadas a entenderse.
Algunas voces asignan una parte de responsabilidad en este conflicto a terceros países, quizá interesados en que Palestina no logre la estabilidad. Sea como sea, el cristalino Estado árabe ("cristalino" por cuanto es frágil, no transparente) corre cada vez más riesgo de quebrarse, y con él, también se resquebraja la confianza en lograr un finsl para la guerra incesante de Oriente Medio. Feliz Aniversario.
Las tierras que arropan el Mar Muerto y el Mediterráneo escupen noticias alarmantes. A orillas del río Jordán, Abbas amenaza (casi atrincherado en la cisjordana Ramala) con romper el Gobierno que le "hermana" con Hamás y denuncia supestos planes de éste para dar un golpe de Estado. En la costa del Mare Nostrum, la vida permanece paralizada, en una especie de statu quo forzado que tiene a los habitantes de Gaza innamovibles, cristalizados. El corresponsal en la franja de la BBC (desde cuya página web se puede seguir casi al instante el avance de la jornada) ha descrito cómo todos los comercios, colegios y edificios públicos de la zona están cerrados, mientras los civiles se refugian en sus casas por miedo a quedar atrapados en cualquier cruce de disparos. Secuestros, "ejecuciones", asaltos... se suceden contra uno y otro bando en una nueva batalla que se ha recrudecido desde el pasado jueves tras un nuevo irrisorio alto el fuego.
"Al Fatah defiende el plan sionista, el plan americano. Yo, como musulmán, tengo el deber de defender Palestina, toda la zona entre el Río Jordán y el Mediterráneo". Un supuesto miembro de Hamás lanza estas acusaciones contra el partido de Abbas en un video colgado en Youtube el 24 de Mayo. Desde la incredulidad con que se debe contemplar la información cuya fuente no se conoce, se pueden ver en el video los dos lados del espejo: ambos bandos dispuestos a la lucha, "víctimas colaterales" por armas de las dos facciones, los argumentos que traslucen diferencias (¿irrencociliables?) entre dos fuerzas condenadas a entenderse.
Algunas voces asignan una parte de responsabilidad en este conflicto a terceros países, quizá interesados en que Palestina no logre la estabilidad. Sea como sea, el cristalino Estado árabe ("cristalino" por cuanto es frágil, no transparente) corre cada vez más riesgo de quebrarse, y con él, también se resquebraja la confianza en lograr un finsl para la guerra incesante de Oriente Medio. Feliz Aniversario.
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