El oasis... (Capadocia, Turquía)

miércoles, 13 de junio de 2007

Ehud Barak, ¿nuevas esperanzas para el proceso de Paz en Oriente Medio?


Mientras en Gaza y Cisjordania los palestinos se atacan mutuamente, en el tablero político israelí las fichas se mueven con inesperada rapidez. Ahora bien, ¿supondrá esta nueva jugada un cambio de rumbo en la partida?
Esta madrugada, los afliados al Partido Laborista han elegido como nuevo líder a Ehud Barak, una pieza veterana que había permanecido desde 2001 en la caja de reserva. El ex primer ministro (que dirigió el país entre 1999 y 2001) competía con un ex almirante, Ami Ayalon, novato en el terreno político. La importancia de esta elección trasciende el ámbito laborista y puede afectar no sólo al país hebreo sino también al futuro de sus relaciones con los vecinos árabes:

- El recién electo líder pasa a ser Ministro de Defensa (en sustitución del desterrado Amir Peretz).
-Puede convertirse en el próximo primer ministro irsraelí si se celebran elecciones generales anticipadas, como presumiblemente ocurrirá. Barak tiene ahora la llave del gobierno de coalición que mantiene en el poder a Ehud Olmert, del partido Kadima. Si decide romper su hermanamiento político, el actual primer ministro perdería la mayoría y se celebrarían elecciones anticipadas.

¿Supone la elección de Barak una esperanza para el enterrado proceso de paz con los palestinos? Al menos en apariencia, durante sus años de Gobierno el líder laborista se mostró predispuesto a cerrar el conflicto:
-Nada más llegar al poder, ordenó retirar las tropas del sur del Líbano, donde permanecían desde 1982.
-El verano del 2000, se reunió con el fallecido líder palestino Arafat en Camp David, en un encuentro que decepcionó a todas las partes por igual y especialmente a la población israelí, que castigó con su voto al ministro hebreo en las siguientes elecciones.
-En Enero de 2001 y en un último intento por quedar inmortalizado como "el líder que logró la paz", mantuvo otra reunión en Taba (Egipto) con su rival Arafat. No se sabe muy bien (o al menos yo no lo sé) si esta reunión se truncó con la llegada de Ariel Sharon al poder o si fue su fracaso lo que propició la victoria del líder del Likud.

Con mayor o menor éxito, salta a la vista que el resucitado Barak tendía, por lo menos, hacia el diálogo. Además, los ataques militares contra Gaza y Cisjordania se relajaron durante estos años. Su vuelta al poder podría apuntar nuevas esperanzas en el conflicto.

La partida no será fácil, sin embargo. Porque al tablero se incorporan otras piezas que pueden hacer un jaque mate al proceso de paz. Benjamin Netanyahu, líder ultraderechista del partido Likud, será quien compita con Barak en las próximas elecciones. Ésta no es tampoco una ficha nueva. Netanyahu fue precisamente antecesor de Barak entre 1996 y 1999. Tras el asesinato del Nobel de la Paz Isaac Rabin, los israelíes confiaron en el líder del Likud, que les inspiraba seguridad (militar, al menos).
Si este jugador se convierte en el rey de las fichas israelíes, el ajedrez de Oriente Medio resta posibilidades de hallar una solución definitiva.

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