La culpa de la crisis de Darfur la tiene el cambio climático. Ésta es la conclusión a la que ha llegado el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, tras la cumbre recién concluida del G-8 (los siete países más industrializados y Rusia). Tan brillante teoría ha sido expuesta en un artículo firmado por él que el Washington Post publicaba esta mañana.
El diplomático lo ha descrito así: antes de los años ochenta, cuando la lluvia se mostraba generosa y había agua y comida para todos, los granjeros africanos y los nómadas árabes convivían felizmente e incluso compartían víveres y casa. Pero a partir de esta década, el oro transparente cerró su grifo (las precipitaciones cayeron un 40 por ciento) y entonces, los granjeros tuvieron que frenar su generosidad para no quedarse sin sustentos de vida. El comprensible cabreo de los sujetos errantes derivó en una pelea que se recrudeció en 2003 dejando unos 200.000 muertos en estos últimos cuatro años.
Este relato con tintes de parábola bíblica constituye, según Ki Moon, el origen y explicación de uno de los mayores dramas del mundo actual. ¡Y nosotros dejándonos cerebro y alma en tratar de comprender la crisis!
Da la sensación de que, tras la cumbre de Alemania, los líderes mundiales han hallado en el cambio climático un buen chivo expiatorio sobre el que cargar las culpas de todos los problemas de la actualidad. No es que la mano del hombre en el clima no tenga incidencia sobre la geopolítica mundial, pero de ahí a establecerlo como única causa de los males del mundo... Hacer esto sería obviar el trasfondo social, los conflictos étnicos, políticos y religiosos y los regímenes dictatoriales (así como las democracias que los apoyan) que subyacen bajo dramas como el de Darfur.
Ban Ki Moon se centra en el aspecto económico, un factor sin duda esencial para comprender la geopolítica actual. En su opinión, la solución pasa por seguir una nueva hoja de ruta o roadmap ("nueva" expresión que hace las delicias de periodistas y diplomáticos):
- Primero, establecer en la zona una fuerza de paz mixta ONU-UA (Unión Africana), algo a lo que el Gobierno de Jartum ha accedido a regañadientes.
-Luego, lograr el diálogo entre los rebeldes y el gobierno, con el objetivo de lograr "negociaciones finales para la paz".
-En tercer lugar, la solución definitiva: lograr el desarrollo económico en la zona para que los dos pueblos se dejen de pelear por el sustento. Esta fase conllevaría tareas tan pintorescas (pero no por ello menos válidas) como plantar semillas modificadas genéticamente para que puedan crecer sobre suelo árido. Y, por supuesto, una amplia red de infraestructuras que incluya colegios, hospitales, fábricas...
A parte de que esta solución no se debe tomar como única (sino como parte de un proceso conjunto que incorpore soluciones políticas -que no militares- y sociales en la zona) no sé por qué pero algo me huele a chamusquina.
No es por pecar de desconfiada, pero la mano de ciertas potencias occidentales entrando en las arcas de la región siempre inspira cierto recelo: expira olores a "reconstrucción de Irak" y se viene la memoria el dato de que Sudán es el segundo país de África en reservas de petróleo.
Es curioso, además, que haya Estados tan variopintos interesados en enviar "fuerzas de paz" a la región: China, Egipto, Pakistán... Quizá también lo estén los empresarios de estos países...
El diplomático lo ha descrito así: antes de los años ochenta, cuando la lluvia se mostraba generosa y había agua y comida para todos, los granjeros africanos y los nómadas árabes convivían felizmente e incluso compartían víveres y casa. Pero a partir de esta década, el oro transparente cerró su grifo (las precipitaciones cayeron un 40 por ciento) y entonces, los granjeros tuvieron que frenar su generosidad para no quedarse sin sustentos de vida. El comprensible cabreo de los sujetos errantes derivó en una pelea que se recrudeció en 2003 dejando unos 200.000 muertos en estos últimos cuatro años.
Este relato con tintes de parábola bíblica constituye, según Ki Moon, el origen y explicación de uno de los mayores dramas del mundo actual. ¡Y nosotros dejándonos cerebro y alma en tratar de comprender la crisis!
Da la sensación de que, tras la cumbre de Alemania, los líderes mundiales han hallado en el cambio climático un buen chivo expiatorio sobre el que cargar las culpas de todos los problemas de la actualidad. No es que la mano del hombre en el clima no tenga incidencia sobre la geopolítica mundial, pero de ahí a establecerlo como única causa de los males del mundo... Hacer esto sería obviar el trasfondo social, los conflictos étnicos, políticos y religiosos y los regímenes dictatoriales (así como las democracias que los apoyan) que subyacen bajo dramas como el de Darfur.
Ban Ki Moon se centra en el aspecto económico, un factor sin duda esencial para comprender la geopolítica actual. En su opinión, la solución pasa por seguir una nueva hoja de ruta o roadmap ("nueva" expresión que hace las delicias de periodistas y diplomáticos):
- Primero, establecer en la zona una fuerza de paz mixta ONU-UA (Unión Africana), algo a lo que el Gobierno de Jartum ha accedido a regañadientes.
-Luego, lograr el diálogo entre los rebeldes y el gobierno, con el objetivo de lograr "negociaciones finales para la paz".
-En tercer lugar, la solución definitiva: lograr el desarrollo económico en la zona para que los dos pueblos se dejen de pelear por el sustento. Esta fase conllevaría tareas tan pintorescas (pero no por ello menos válidas) como plantar semillas modificadas genéticamente para que puedan crecer sobre suelo árido. Y, por supuesto, una amplia red de infraestructuras que incluya colegios, hospitales, fábricas...
A parte de que esta solución no se debe tomar como única (sino como parte de un proceso conjunto que incorpore soluciones políticas -que no militares- y sociales en la zona) no sé por qué pero algo me huele a chamusquina.
No es por pecar de desconfiada, pero la mano de ciertas potencias occidentales entrando en las arcas de la región siempre inspira cierto recelo: expira olores a "reconstrucción de Irak" y se viene la memoria el dato de que Sudán es el segundo país de África en reservas de petróleo.
Es curioso, además, que haya Estados tan variopintos interesados en enviar "fuerzas de paz" a la región: China, Egipto, Pakistán... Quizá también lo estén los empresarios de estos países...
- Artículo de Ban Ki Moon.
- Fuerza mixta en la zona
-Fotos: darfurcenter.ch
5 comentarios:
En tiempos de rampante globalización capitalista... ¿por qué no echarle un vistazo al mundo desde la óptica que hace siglos nos propuso Marx? Como tú dices, tanto interés por Darfur escama... suelta el mismo, el mismo tufillo que una gasolinera. Si sacamos la cabeza un rato de nuestras miserias (y alegrías) cotidianas y miramos arriba, podremos ver allá a lo lejos las manos de la economía moviendo con hilos invisibles el destino de nuestras vidas. A lo mejor no la parte más íntima (esa se la seguimos dejando a nuestras pulsiones más básicas), pero sí la colectiva, esa maquinaria de la que cada uno de nosotros es un pequeño engranaje... un engranaje en el que el petróleo y el gas son literalmente el combustible que pone en marcha el sistema. África, Siberia, Asia Central, Turkmenistán... los nuevos yacimientos son un apetitoso manjar para una bestia que anda suelta y hambrienta. Mientras en las alturas divinas de los Ge Puntos... Suspensivos luchan por estas bolsas volátiles, el resto del mundo empieza a padecer casi imperceptiblemente, pero de un modo cierto e inexorable, el cambio climático. En Sevilla preferimos no pensar por qué demonios llueve y hace este frío a estas alturas de la primavera, pero en otros lugares se amonotonan por millares las víctimas de estas modificaciones en nuestro ecosistema global. Escalofríos da el término "oro transparente". Escapa a la mente lo que pasará cuando el cambio climático ruede ya cuesta abajo y sin freno y tengamos que liquidar al vecino para poder llevarnos un chorro de agua sucia a la boca. El análisis del nuevo secretario general de la ONU parece el colmo del cinismo, pero puede que esconda una profunda verdad. Rula por ahí un estudio que plantea la estrecha relación que existe entre las graves épocas de sequía sobre las estepas mongolas y las invasiones de Gengis Khan y su ejército a los pueblos vecinos. Cierta o no, casual o no, la tesis obliga a replantearse mucho tópico ("donde Gengis Khan pisaba no volvía a crecer la hierba") y a comprender que los conflictos humanos, los colectivos y también los íntimos, tienen causas más profundas que las aparentes. El futuro nos desvelará cuáles son las de Darfur. Ale
Me ha gustado mucho el video que has colgado, ese de tómate un respiro. Necesitaba que me recordaran algunas de las cosas que dicen en él. Suerte.
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Sabes perfectamente quien soy.
Hace tiempo que espero una entrada tuya, que hace mucho que me tienes abandoná.
Soy dulce de leche, o patatas con alioli, lo que prefieras....
Sabes ya quien soy??jajjajajajjajjajajajjajajajjajajajajajajja
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