sábado, 26 de diciembre de 2009
"Más allá de las balas": 'Afganistán: Irak de Obama'
lunes, 16 de noviembre de 2009
"Las Tortugas también vuelan", oda a la libertad en Ciclo de Cine CAR
El poeta escribía a la luna tras los barrotes de su celda y, de alguna manera, soñaba sentirse libre. El cantante clamaba que no importaba que le cortaran las piernas, siempre tendría su voz para gritar una idea. El niño, encerrado en su cuarto a la luz mortecina del flexo, pintaba lo que no explicaban las cobardes palabras.
Alguien dijo que el arte nos hace libres. Nos libera porque rompe muros y traspasa fronteras, porque está tan dentro de nosotros, nos pertenece tanto (o le pertenecemos tanto) que no hay fuerza externa que lo pueda mutilar, por muy poderosa que sea.
Donde un idioma nos separa, una melodía nos une; y no hay mayor victoria de la humanidad sobre el pesimismo que la fusión de dos cuerpos vibrando bajo un mismo acorde, sin importar la religión, la lengua, la ideología ni ninguna de esas otras creaciones sociales causantes de tanta discordia. Ese es el poder de la belleza, que arrasa, que conmueve, que no se puede resistir.
El cine de Bhaman Ghobadi es arte, es política, es amor por la libre expresión y es una belleza que a veces desgarra por la crudeza de historias que no se pueden limar con medias tonalidades. Como las que se narran en “Las Tortugas también vuelan”, el film que se proyecta este jueves dentro del Ciclo de Cine del Centro de Acogida de Refugiados.
En ella, el director kurdo iraní se traslada a una población del Kurdistán iraquí en la frontera con Turquía, durante los días previos a la invasión estadounidense en 2003. Este triángulo de situaciones refleja el drama doble del pueblo kurdo encajonado en un Irak pre bélico.
Ghobadi no necesita efectos especiales, música desgarradora ni silencios tronadores para arrollar al espectador con la fuerza de un obús imparable. Se basa en la realidad, y nada más. En la veracidad de sus recreaciones, del vestuario, de los paisajes. No es que busque “escenarios veraces”, es que graba y presenta la realidad. Con algunas excepciones (si las hubiera), es conocido que el director kurdo no utiliza actores, sino personas del entorno que describe.
Por eso los ojos de Agrin, la niña protagonista de “Las tortugas también vuelan”, muestran la mirada vidriosa de quien ha visto sencillamente demasiado. Por eso la película se clava de lleno en las entraña, porque el espectador no percibe ese halo de ficción que pone la distancia y nos salva de sentirnos afectados. Esa ‘magia del cine’ es la que rompe, a consciencia, Ghobadi. Porque para eso escribe, graba y dirige: para soñar con la libertad que la cruda realidad le coarta.
“Las tortugas también vuelan” se podrá ver, gratis, el próximo jueves 19 de noviembre, a las 18.00 horas, en los Cines Los Arcos, Sevilla.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Bienvenidos a "Más allá de las balas"
miércoles, 21 de octubre de 2009
Ciclo de Cine CAR Sevilla: otra forma de evadirse
martes, 20 de octubre de 2009
Una promesa que echarse a la boca
viernes, 16 de octubre de 2009
Persiguiendo la Utopía. Caminando hacia la reforma en la Universidad
jueves, 15 de octubre de 2009
Alameda, zona "marginal"
Y eso que la Alameda sabe de distintos usos. A principios del siglo XX formaba parte de lo que llamaron "Sevilla la Roja". Fue, junto a San Luis y la Plaza San Marcos, foco intelectual y activo de progresistas e izquierdistas en sus diversas ramificaciones. Al filo del Golpe de Estado y estallada la Guerra Civil del 36, fue uno de los principales centros de resistencia de aquella Sevilla tan pronto doblegada.
Durante la Dictadura sufrió represión y abandono por parte de un régimen centrado en cultivar los germinales de "su bando". Dicen que con la llegada de la democracia, y hasta hace bien poco, esta pasarela abrazada por Hércules fue refugio de 'prostitutas y drogadictos' y de una 'juventud desperdiciada' entre copas de alcohol barato y otros estupefacientes. De lo primero, no tengo conocimiento. De lo segundo, sí guardo algunos gratos recuerdos de noches eternas en una Alameda de albero y centro asfaltado ("el circulito" de encuentro), donde se montaban timbaladas, risas y copas, con la seguridad de que, allá donde caminaras, encontrarías un rostro conocido con quien compartir la tuya.
Pero aquello molestaba a los vecinos y era impropio de una ciudad "europea". Así que el alcalde socialista de la ciudad optó por dar un nuevo aire al otrora centro 'rojo', luego subversivo y finalmente "depravado" de la capital hispalense.
Cubrió el albero con un estético enlosado en tonos 'tierra' y sustituyó el "circulito" por tres fuentes intermitentes emulando geíseres artificiales. Prostitutas y drogadictos "desaparecieron" (perdón, se 'reinsertaron') y a la juventud alcoholizada se le reservó un "botellódromo" (palabra del alcalde) donde podía ejercer su derecho constitucional a 'envenenarse,' eso sí, sin molestar al vecindario ni dar mala imagen.
Patrullas policiales velaban cada fin de semana por la 'seguridad 'de la Alameda (el resto de Sevilla pasó a un segundo plano, no hay tantos recursos), cumpliendo además una importante labor: el acercamiento entre las fuerzas de orden público y el ciudadano (cuando te ves rodeado por decenas de uniformados, más que acercarte, te alejas, pero el trabajo ya está hecho).
Así, de una zona llamada "marginal" (quizá porque se ubica a un margen del Guadalquivir) se ha transformado en rectángulo integrado en la plena actividad del centro de Sevilla. Lo disfrutan mujeres con sus carritos, niños y perros (no ya tantos de "aguas"). El germen intelectual aún se cultiva, sólo que, en lugar de en aceras, bancos y tascas, en su faceta más cool de restaurantes lounges y cafés-museos donde lo mismo te tomas una cerveza que compras una obra contemporánea o te haces el último corte de pelo in.
Muchos no están contentos con este cambio. Quienes se vieron relegados han comenzado a ejercer, con incipiente éxito, su derecho a utilizar este espacio público. Se organizan conciertos (con autorización gubernamental, ojo, y echando el cierre a las doce), exposiciones y otras actividades que acercan la Alameda al germen que le dio su personalidad: el espíritu de cultura, de expresar, reflexionar, disertar... Y el personal autóctono comienza a pulular, aún tímido, por aquellos rincones antaño reconocibles. Un cuadro genuino nunca está completo sin toda su paleta. He ahí su riqueza.
Uno siempre puede pensar que no es suficiente. Pero, con ello, sin dejar de presionar con iniciativa y propuestas para sacar provecho de un núcleo que es mucho más que su fachada: yazga sobre albero o losa, tenga o no geíseres, árboles o parques infantiles. Basta con asomarse a las calles que le circundan y desde ahí se prolongan. Te acompaña un regusto dulzón de la tradición que se funde con creatividad emprendedora. Hay espíritu, se respira vida. Y toda ella desemboca en la Alameda.
Eso sí. Con todo, los mayores tendrán que esperar a las horas de guardería para usar su zona de juegos y gimnasia.
(Imágenes extraídas de http://www.clubtaurinoelrabo.com/anexo1expojose/anex1exjoweb.htm y http://www.alamedadehercules.com/?page_id=38)
miércoles, 7 de octubre de 2009
Los estudiantes enseñan sobre Democracia
martes, 21 de julio de 2009
"Ve y muere en Gaza"
El pasado mayo, la cadena Al Jazeera reveló que una organización de médicos israelíes había denunciado que su Gobierno chantajeaba a los enfermos de Gaza para convertirlos en “informadores” a cambio de un permiso para salir de la Franja y buscar tratamiento médico.
“Médicos por los Derechos Humanos”, (PHR en sus siglas en inglés) trabaja dentro de la Franja con enfermos palestinos. Su director, Hadas Ziv, detalló en una entrevista el proceso por el que supuestamente los Servicios de Seguridad Israelíes someten a los pacientes que tramitan el permiso de salida a un “interrogatorio” donde se les pide información general sobre Gaza y sobre Hamas como requisito para concedérselo.
Por el momento, la organización no ha aportado pruebas más allá de testimonios de diferentes pacientes. No obstante, el interés de esta entrevista, y por lo que la he traducido, reside en que, por una vez, se enfoca lo que normalmente es ignorado: la ciudadanía israelí, y los aspectos sociales que influyen en esta Guerra Eterna que protagonizan Gobiernos (de facto o de ley) pero que sufren los civiles, tanto de uno como otro lado.
¿Cómo ven, cómo sienten, los ciudadanos israelíes la presencia constante de esta lucha que su Gobierno alega para marcar la política interna y externa? Thomas Friedman, un fantástico periodista norteamericano, judío y amigo de hebreos y árabes, que vivió durante años en Líbano y Palestina, destaca en su libro “From Beirut to Jerusalem” un factor esencial: los mitos como base cognitiva que guía el comportamiento y el pensamiento en la sociedad israelí y, por qué no, también en la palestina.
A cuenta de esto, hablaba hace poco con un amigo muy cercano al tema: ¿y si se dejase a israelíes y palestinos conocerse sin intermediarios? Sin Gobiernos ni líderes que azuzan prejuicios y miedos para provocar la división y lograr su fines políticos.
No conozco tanto el tema y evito opinar, pero los directores Justine Shapiro y B.Z Goldberg lo probaron en su documental ‘Promises’: dieron voz sólo a los niños de ambos lados, los juntaron, dejaron que se comunicaran entre ellos. El resultado fue muy positivo: sin prejuicios y con la inocencia de la infancia (pese a las circunstancias) estos jóvenes se hicieron amigos, se cogieron cariño e incluso lloraron al tener que despedirse.
La entrevista también habla del miedo como arma de parálisis social. Esto trasciende el conflicto de Palestina e Israel, por cierto….
Aquí va:
“Vuelve y muere en Gaza”
Por Stephanie Doetze
Desde el bloqueo de la Franja de Gaza en 2007 por parte de Israel, sólo los enfermos palestinos en estado de gravedad obtienen autorización para buscar atención médica fuera de la franja, mostrando un permiso y un certificado de seguridad expedidos por las autoridades israelíes.
Sin embargo, obtener este permiso especial que permite a los pacientes salir de Gaza para recibir tratamiento médico es un caos burocrático y, como afirman muchos ciudadanos, incluye condiciones.
Según la organización israelí “Médicos por los Derechos humanos” (PHR en sus siglas en inglés), los pacientes palestinos deben afrontar con frecuencia creciente una elección imposible: convertirse en colaboradores del servicio de inteligencia israelí, o permanecer en Gaza sin recibir tratamiento médico.
Al Jazeera habló con Hadas Ziv, director de PHR.
Al Jazeera: Su organización ha recabado docenas de testimonios de pacientes que fueron presionados para colaborar con los Servicios de Seguridad Israelíes (GSS, en sus siglas en inglés). ¿Cómo conocieron este hecho? Un palestino no va a admitir fácilmente que le hayan ofrecido ser un informante.
Ziv: Cierto, no es un tema del que la gente hable fácilmente. Ocurrió de manera gradual. Nuestra organización trata de ofrecer apoyo a los pacientes de Gaza a los que las autoridades israelíes les han denegado recibir tratamiento médico en Israel, o cruzar este país en dirección a hospitales de Cisjordania.
En lugar de pronunciar una admisión o un rechazo tajante, los israelíes comenzaban diciendo: “permiso pendiente de interrogatorio”. El permiso se volvía condicional (pero no tanto de las condiciones de salud del individuo, sino del resultado de un interrogatorio efectuado en el Control de Erez).
Más tarde, muchos de los pacientes con los que estábamos en contacto volvían del interrogatorio y nos decían que no habían conseguido el permiso: “Intentaron extorsionarme para colaborar con ellos y no estaba dispuesto a darles información, así que me han mandado de vuelta a Gaza”.
Posteriormente, más y más gente nos contó la misma historia, así que entendimos que aquello era una nueva estrategia.
¿Cómo sabe que los testimonios son ciertos?
Los testimonios provienen de gente muy diferente con edades y opiniones políticas muy diferentes, y pertenecientes a ciudades distintas de Gaza. Creer que hay un nivel de coordinación tan elevado entre todos los pacientes es muy poco probable. Pero, más importante, hace falta mucho valor para hablar acerca de. Algunos pacientes pueden perder mucho al revelarlo.
Comenzaron a recabar información en verano de 2007. Pero ¿cuándo creen que esta práctica comenzó?
Muy poco después de que Hamas tomara el control de Gaza. Desde entonces, Israel ve Gaza como un enemigo único, como algo que debe ser controlado y vigilado desde cerca.
Y también desde entonces, el GSS ha tenido mayor dificultad para recabar información en Gaza. Tienen poco contacto directo con los palestinos.
Los únicos que aún tienen permitido cruzar Erez, aunque tengan también muchas dificultades, son los enfermos. Son una presa fácil para el GSS. Para algunos, salir de Gaza puede ser una cuestión de vida o muerte. Y el GSS está usando esta situación para ejercer presión.
¿Hay algún procedimiento estándar para estos interrogatorios?
Es variable. El desarrollo más novedoso consiste en dar al paciente una cita para el interrogatorio, un día diferente al del tratamiento médico. También hay casos en los que la gente piensa que tienen el permiso y pueden salir, pero entonces son cogidos y llevados de repente a interrogar. Algunas veces, el paciente tiene que esperar en una habitación durante varias horas, sin su familia.
Después, es conducido a otra habitación para el interrogatorio. Allí quizá te hacen un par de preguntas para averiguar si conoces a miembros de Hamas o quizá sugieren algún tipo de acuerdo a largo plazo: “Si nos ayudas, nosotros te ayudamos. Tú necesitas un tratamiento, nosotros necesitamos información. Te daremos un número de teléfono, nos llamas una vez por semana y nos das información sobre tus vecinos”.
Si lo rechazas, se vuelven más bruscos: “De acuerdo, vuelve a Gaza y muere”.
¿Qué ocurre de vuelta a Gaza?
Los pacientes están en una posición de perder o perder. Si rechazan colaborar con los israelíes y son enviados de vuelta [a Gaza], pueden morir porque allí no reciben tratamiento adecuado. Si logran el permiso, entonces son marcados como posibles colaboradores.
El que realmente hayas colaborado o no carece de importancia. Si la gente piensa que lo has hechos, tu vida puede correr riesgo. Al final, todos sospechan de todos. Es como el 1984 de Orwell. Y ese es el objetivo: la humillación y la división.
¿Por el principal objetivo no es uno más inmediato: recabar información?
Esa es sólo la superficie.
Creo que el objetivo principal es romper la cohesión y solidaridad entre los palestinos. De esta manera, es más difícil para ellos unirse y luchar por una causa común.
Lo que ya ha ocurrido entre Al Fatah y Hamas se reproduce luego entre vecinos, entre familias… y eso es bueno para quien trata de controlarte.
Pero el Gobierno israelí dice que quiere un interlocutor para negociar y, por tanto, una posición palestina unida.
Lo que más me molesta como ciudadano israelí es que sufrimos una especie de psicosis colectiva. Estamos gobernados por el miedo y manipulados por el miedo. La seguridad es todo.
Pero lo que en realidad se nos ofrece es una definición de ‘seguridad’ muy limitada. Nadie tiene el coraje de decir que la seguridad a largo plazo es seguridad para todos, no sólo para nosotros [israelíes] sino también para los palestinos. Pero estamos incapacitados para ver esto porque dejamos que el miedo gobierne nuestras vidas.
Constantemente tenemos algo que temer. Si algún miedo desaparece, aparece otro nuevo. Cuando Hamas tomó el poder de la Franja de Gaza, el Gobierno israelí lo usó de manera muy conveniente. Hamas ha sido presentado ante el público israelí como una entidad con la que no se puede dialogar. Pero hace 20 años, clamábamos que no se podía dialogar con Fatah. Cada vez se crea una nueva situación donde se clama que no hay nadie con quien dialogar.
¿Cómo reciben sus opiniones otros israelíes?
Cuando discuto con la gente me dicen que debería estar agradecido con aquellos que me defienden. Que el GSS (Servicios de Seguridad Israelíes) puede que esté salvando mi vida con estos interrogatorios [a enfermos palestinos, n. de T.] Me dicen que soy tonto, que no soy patriótico y cosas así.
Pero yo creo que mi punto de vista es tan legítimo como otros. En Israel, si mencionas la palabra “seguridad”, no se necesitan más argumentos. [Los servicios de inteligencia] dicen que los enfermos quizá vienen a Israel a organizar ataques terroristas. En este caso, la sociedad israelí no demanda más explicaciones.
Es el resultado es que medidas que no consideraríamos aplicar ni a criminales convictos, de repente están permitidas cuando se trata de palestinos. Como si tuviéramos dos varas de medir diferentes. Y esto sólo es posible porque estamos constantemente deshumanizando a los palestinos. Si los consideráramos como a seres humanos corrientes, no sería posible.
Todo está condicionado a nuestra necesidad y seguridad. Y creo que esto no es justificable.
No sólo porque las víctimas sufren. Por supuesto, las víctimas sufren lo inimaginable. Va más allá de lo que puedo expresar. Imagina que eres madre de una niña de 17 años que tiene cáncer, que necesita tratamiento urgente y a la que el GSS está extorsionando. Tu, su madre, estás en una habitación diferente y no sabes por lo que tu hija está pasando. Esto es inconcebible para mí.
Pero también me resulta inconcebible pensar qué futuro tendrá mi sociedad si continúa actuando así. También temo por mi propia sociedad. Creo que estamos en un cruce de caminos. Tenemos que elegir. Si queremos ser humanos, no podemos continuar así.
Aclaración final del reportero:
En una declaración escrita, el ministerio de Defensa israelí negó a Al Jazeera todas las alegaciones hechas por Ziv.
“Estas denuncias son falsas. Las únicas consideraciones que guían a Israel son humanitarias y de seguridad”, dice el escrito.
“No hay verdad en la afirmación de que están involucrados otros factores. La razón por la que los cuestionarios están conducidos por nuestro personal de seguridad es para garantizar que aquellos que obtienen un permiso de entrada médico realmente lo necesitan, y para asegurar que aquellos que planean abusar de esos permisos para fomentar el terror en Israel no pueden obtener la entrada”.
Nota de la blogger: por favor, si alguien sabe cómo poner la función de "seguir leyendo" y no poner estas parrafadas en la página principal, se agradece! :)
jueves, 16 de julio de 2009
Estigmatizar a los héroes
Miro a través de los ojos sonrientes de Natalia Estemirova, la última "heroína" asesinada en el Caúcaso, y me cuesta creer que su entrega vital a un motivo naciera de una decisión puntual, fría y meditada. Porque esto es precisamente lo que arguyen quienes, bajo cualquier intención, ponen un velo de justificación al desdichado final que "premia" el trabajo necesario como el que cumplía Estemirova: "Ellos han optado por ese camino sabiendo el riesgo que corrían".